Fragmento de Historia (Capitulo 18)

Pues varios motivos me han inpedido actualizar algunas cosas, ya habia mencionado por ques mása bajo, de verdad agredezco su paciencia, Yenara, pues no pude traerte un capitulo, pero espero que este fragmento sirva de algo, un poco de paciencia de verdad que si estoy muy ocupada con muchas cosas, pero no olvido las historias.

Como siempre espero sus opiniones, ya pueden darse una idea más exacta del capi con el fragmento anterior y este



-"Y te darás cuenta de que no sirves para esto"- me dijo antes de mirar fijamente a Javier -"Es lo mas que puedo hacer por tu novia"-


-"Gracias Mariel"- dijo el


Pero que demonios le pasaba esa mujer pensaba provocarme de una manera cruel, pensaba humillarme y él le daba las gracias, definitivamente ese día no hacía más que empeorar a cada minuto que pasaba, una parte de mi, la de la razón, se repetía insistentemente en que esa era una mala broma, que se trataba de una de esas ironías del maldito destino que no sabia más que molar la existencia, yo quien durante tanto tiempo había hablado mal de las porristas, estaba a punto de hacer una prueba, para unirme a eso que tanto odiaba, si eso no era irónico no sabia que más podía serlo..


-"Estas segura de lo que harás?"- me pregunto mi amiga, Javier y Mariel se habían ido, uno a causa del silbato de José y Mariel seguramente para hablar con el sequito de porristas, observe a Fabiola por un momento viendo con rencor aquellas pupilas azules, ella me dedico una sonrisa extraña


-"No puedes culparme por parecerme a Mariel"- soltó de pronto con aire más bien molesto -"Tampoco para mi es fácil hacerme a la idea de que es mi hermana, aun que seamos diametralmente opuestas"-


Era verdad, Fabiola y Mariel eran como el día y la noche o el agua y el aceite, lo increíble de todo eso era que eran gemelas, gemelas idénticas, pero yo jamás había conocido a unos gemelos tan distanciados como ellas dos, Fabiola me había asegurado un centenar de veces, que ella jamás había compartido ese vinculo que tenían los gemelos para ella Mariel era algo desconocido y muy aparte de su propia vida.


La historia de Fabiola era complicada, si comparaba mis problemas con los de ella, realmente me parecía que no eran ni la cuarta parte de todo lo que tenia que soportar Fabiola, primero el divorcio de sus padres, cada padre agarro a una niña y se fue a hacer su vida como mejor le parecía, había sido por esta razón por la que la había dejado de ver un poco más de tres años.
ahora ella había regresado a la cuidad donde vivía su padre por que a su madre la habían trasferido nuevamente de cuidad, jamás entenderé eso, la señora se había ido hacia tres años a una súper compañía transnacional, llevándose con ella a su hija, aun en contra de su voluntad, y cuando Fabiola había logrado aclimatarse, la señora llego a la conclusión de que volver a su ciudad de origen era lo mejor y se cambio de compañía.


yo no me quejaba, de esa manera tenia a mi mejor amiga junto a mi y no esta yo solo atravesando por eso yo sola


-"Lo se, culpare a tus padres"- le dije en un suspiro


-"No creo que ellos lo hayan planeado así"- dijo mi amiga bastante convencida, supuse que sus motivos tendría para creer eso, sin embargo a mi me parecía que, el que ellas fueran gemelas, había hecho más fácil el proceso de la separación, de solo imaginar que hubiera pasado en caso de que solo hubiera sido Fabiola, imaginarme la demanda de la custodia y los juzgados, eso no lo deseaba ni para mi pero enemiga.


Aun que siempre había tenido la duda, de como había sido que cada quien había escogido a cada niña, Fabiola jamás se había llevado bien con su Madre, pero no parecía molesta por no haberse quedado con el, mi única conclusión era que su padre era aun pero que su madre, igual que en mi familia...


-"Pero así fue"- dije yo


-"Y tu que piensas hacer?"- pregunta mi amiga, su voz me hacia saber que realmente se preocupaba, pero otra parte me decía que Faby estaba deseando que cambiáramos de tema, lo más lejos posible de sus padres.


-"Con tu hermana?"- pregunte como si no supiera de que estaba hablando, cuando la vi asentir agregue -"No tengo la menor idea"- conteste con derrota, reconociendo que las cosas en vez de arreglarse empeoraban


-"Noriko, te metiste en la boza del lobo"-


-"Ni que lo digas"-suspire mientras escuchaba a los lejos el silbato que José hacia sonar de cuando en cuando para que los chicos hicieran algo
Seguí su figura con mi mirada, era atlético, sin llegar a ser musculoso, y era atractivo, por mucho que quisiera no podía negarlo, sin poder evitarlo me encontré buscando con la vista a Javier, lo encontré cerca de una de las porterías, hice el mismo análisis que había hecho con José, mientras observaba sus movimientos, jamás había entendido eso del soccer, me parecía un juego para salvajes, había que ver todo el revuelo que se hacían por meter una pelota es una espacio considerablemente grande, yo diría más bien que el reto consistía en no atinarle, si hasta yo me creía capaz de meter la pelota en sus dichosas porterías, pero claro, que si se me ocurría decirlo frente a alguno de ellos, armarían un revuelo, sobre lo poco que comprendíamos las mujeres de ese "Sagrado Arte".


En ese momento, observe como José se dirigía a la portería, la portería donde justamente y mas adelante se encontraba Javier, en cuanto observe la expresión de la rata sentí que algo se apretó en mi interior, mientras que la jugada se desarrollaba casi en cámara lenta, , para mi que Javier se había barrido con excesiva fuerza, no pude evitar el grito que salio de mi garganta cuando observe como Jasé caía, sentí una oleada de ira contra la rata y al mismo tiempo una terrible confusión ofuscarme los sentidos, había días en que mis reacciones me eran completamente ajenas y ese era uno de esos días.


-"Tranquila"- dijo Fabiola junto a mi, tomándome del brazo, y fue ante aquel contacto que me di cuenta que había dado un paso para bajar de las gradas y salir corriendo al campo, mire a Fabiola con confusión como si ella pudiera explicarme lo que estaba sucediendo en mi cabeza.
Regrese de nuevo mi vista a la cancha, José se había levantado, al parecer completamente ileso, y sin más que la piel de la pierna roja, aun así sus ojos chispeaban con furia y entendí el por que casi como si el me lo hubiera susurrado en el oído, si se lastimaba en una simple practica, ponía en peligro su titularidad para el juego que se aproximaba, suspire sin desearlo presa de mis propias emociones, había días en que no entendía nada de mi misma, y al parecer este era una de esos días


-"Vamos" - escuche que me decía Faby, la seguí sin mucho animo, y sin mucha alegría mientras escuchaba como el sonido de la cancha quedaba paulatinamente a mi espalda.


El viaje a mi casa fue rápido y sin sobre saltos, casi todo el viaje estuve demasiado aturdida como para poner realmente atención a lo que pasaba a mi alrededor, llegue a casa, me sorprendí un poco al encontrar la sin llave y entre sobresaltada, dejando para despues las reflexiones sobre José que hasta ese momento eran lo único que ocupaba mi mente.


-"Llegas sola"- escuche la voz de cris que me saludaba desde adentro


-"Se quedo para dar la prueba del equipo"- conteste dejándome caer en el sillón demasiado cansada física y emocionalmente, siendo consiente solo entonces del dolor debido a los tacones


-"Que te paso?"- me pregunto mirándome fijamente


-"No quieres saber y yo no quiero decirte"- dije cerrando los ojos


-"Te hizo algo mi hermano?"- me pregunto, sentándose junto a mi, lo supe por la cercanía y e movimiento del sillón


-"No "- dije simplemente sin abrir los ojos
-"Segura?"- pregunto


-"Si, estoy segura"-


-"Entonces?"- volvió a preguntar


Pude sentir más que oír la preocupación que había en su voz, no abrí los ojos, no podía hacerlo, por que en ese momento yo no era más que un manojo de emociones que no podía controlar, por que sentía que estaba a punto del llanto, y por que si el me veía a los ojos, se daría cuanta de que mi interior había sufrido una sacudida de 7 grados en la escala de ritcher y que esa sacudida había derrumbado cosas en mi interior


-"Noriko"- volví escuchar su voz, apremiándome a hablar, a confiar en el como tiempo atrás, a contarle lo que me afligía pero.


¡No podía!


¿como iba a explicarle todo?, si incluso para mi había cosas que no terminaba de explicarme, abrí los ojos para mirarlo, me sorprendí al notar que me miraba fijamente, mordí mi labio interior presa del nerviosismo que de pronto se había apoderado de mi, al demonio, José o Javier, todo palidecía y carecía de importancia si me encontraba reflejada en esas pupilas.


-¿Por que piensas que me ha pasado algo?"- pregunte con un hilo de voz debido a los nervios
-"Por eso"- dijo inclinándose sobre mi levemente tomando con delicadeza la tela de la blusa entre sus dedos


El entendimiento llego a mi de golpe, claro el me había visto con la ropa de la mañana, y ahora me veía llegar de esta manera, obviamente que se había dado cuenta que algo había pasado, Cris no era idiota, como su hermano.


-"Tuve en pequeño enfrentamiento con unas porristas"- dije recordando aquella humillante experiencia


-"y por que te molestaron las porristas?"- me pregunto


-"Por que no les hizo gracia que yo le dijera a Mariel que quería entrar al equipo"- dije mintiendo descaradamente, pero ni loca le diría que se debía al tarado de su hermano


-"Porrista?"- pregunto el levantando la ceja mirándome intrigado, sabia mi adversión por las porristas era obvio que se mostrara tan sorprendido, me removí inquieta bajo su mirada


-"Uno puede cambiar no?"- pregunte intentando sonreí pero mi sonrisa fue vacilante, debido a su presencia, por que de pronto, el me estaba mirando de una manera muy diferente, tal y como me había mirado la otra noche y el corazón comenzó a martillarme con tanta fuerza que me era imposible escuchar mis propios pensamientos, y de la misma manera sorpresiva, el comenzó a inclinarse con lentitud, primero creí que lo estaba imaginando, pero su presencia crecía, y su aroma comenzaba a llenar completamente mi nariz.


-"hora si puedo enamorarme de ti"- susurro, y su aliento golpeo mis labios, haciéndome saber que ese no era un sueño, apenas y capte lo que me dijo, lo único que supe fue aquel calor que se extendía por mis labios, y que llenaba completamente mi pecho con una sensación completamente nueva, y aquella lengua que era ajena a la mía, que recorría mi boca con lentitud y el martilleo de mi corazón se incrementaba, y debido a la distancia seria imposible que el no lo escuchara.


-"Muy bonito"- escuche a lo lejos, tras el sonido de mi corazón martillando, supe que había sido algo importante, cuando aquel calor, se había separado de mis labios, abrí los ojos, sin estar segura de cuando los había cerrado, y de pronto me encontré más confundida de lo que lo había estado jamás, ni siquiera cuando mis padres, hacia mucho tiempo, habían pensado en divorciarse me había sentido de la manera en que me sentía ahora, escuche la voz de Cris, diciendo algo, pero no fui capaz de entenderlo, me senté en el sillón, para enfocar la vista en Javier, quien completamente furioso le gritaba a Cris, algo que yo no lograba a comprender.

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